
Las Reales Fábricas de Bizcocho de Neda produjeron durante el siglo XVII el principal alimento de la marinería y la tropa embarcada en la ría de Ferrol, el pan de barco o galleta marinera, generando una importante industria del pan que ha llegado hasta nuestros días.
Aunque la Contraarmada, el ataque inglés de 1589 capitaneado por Francis Drake en respuesta a la Grande y Felicísima Armada española del año anterior (más comúnmente conocida como la Armada Invencible), fue un fracaso total, puso de manifiesto la debilidad del puerto de A Coruña, hasta ese momento el principal puerto militar del noroeste ibérico, sede de la Real Audiencia, de la Capitanía y de la Gobernación del Reino, a la hora de defender con seguridad a la flota Real. Por ello, desde ese momento comenzó a utilizarse la vecina ría de Ferrol como puerto de refugio para los barcos de Felipe II.
La ría ferrolana, con forma de botella, tiene una entrada estrecha que se ensancha en su interior que permitía la fácil defensa de los buques fondeados en ella gracias a los tres castillos defensivos, San Felipe, La Palma y San Martín, que guardan su entrada. Además de lugar para resguardar los buques de la Armada del Mar Océano, la villa de Ferrol se convirtió en el lugar de acuartelamiento de la tropa embarcada, se instaló en ella un importante hospital de campaña así como una escuela de artillería. El cambio de década convirtió a Ferrol en el principal centro naval del Atlántico para la Monarquía, y aquí se abastecieron las armadas de Alonso de Bazán en 1589 y 1590 o la de Don Sancho Pardo de Osorio en 1591.

Pero era evidente que la decisión real hacía insuficientes los hornos de la comarca para atender a la nueva demanda generada por los militares que llegaban a Ferrol. En el fondo de la ría, junto a las desembocaduras de los ríos Grande de Xubia y Belelle se encuentra la villa de Neda. En esa época a su puerto comercial y su astillero, en donde se construyó el barco símbolo del escudo del municipio que con su proa rompió la cadena de hierro que protegía el puerto de Algeciras en 1344 y que propició la toma de la ciudad por las tropas castellanas de Alfonso XI durante la Reconquista, se unía su incipiente industria del pan, existiendo numerosos molinos de trigo a lo largo del cauce del río Belelle. Por ello, Neda fue elegida por el rey para construir los 15 hornos que conformaban las Reales Fábricas de Bizcochos.
El lugar elegido fue un solar dominante de la villa, entre las actuales Avenida de Algeciras y Rúa Valle Inclán. Las Reales Fábricas de Bizcocho eran un edificio impresionante de planta cuadrangular, cuya fachada principal estaba orientada al noroeste, con un gran patio interior desde el que se accedía a través de quince puertas a los diferentes hornos y con un pozo en el centro. La fachada estaba terminada en sus extremos por dos torres de planta cuadrada. Para su puesta en marcha se trajeron diez maestros bizcocheros desde Málaga que arrancaron la producción de los cinco mil quintales de pan de barco al mes necesarios para alimentar a la tropa.

El pan de barco, bizcocho o galleta marinera era uno de los principales sustentos de los marineros y la tropa embarcada durante sus travesías. Los egipcios ya consumían un pan plano y quebradizo de mijo llamado dhourra, y los romanos una galleta denominada buccellum. A finales del siglo XVI la Royal Navy entregaba un galón de cerveza más una libra de galleta a cada marinero. La galleta era un pan horneado, hecho con una pasta a base de harina, sal, y agua, dura y sin humedad, que gracias a su proceso de cocción y su almacenamiento adecuado en lugar seco podían mantenerse durante años. Para consumirla, a menudo se sumergía en salmuera, café o algún otro líquido para ablandarse.

Las Reales Fábricas de Bizcocho de Neda produjeron pan de barco durante casi un siglo, lo que sirvió de base para el desarrollo de toda una potente industria del pan en la villa, que hizo aparecer nuevas generaciones de panaderos así como la mejora de las comunicaciones con el vecino puerto de Ferrol. Una de las claves de la calidad del pan de Neda, cómo se descubrió siglos después, es la composición química del agua del río Belelle, única y extremadamente pura y que hace que el pan destaque por su gran blancura y sustancia.
Aunque las Fábricas desaparecieron a principios del siglo XVIII y el único resto que nos queda es un fragmento de escudo real expuesto hoy en día en la plaza inmediata al Concello, la industria del pan se quedó para siempre en Neda. Como muestra, la Festa do Pan que se celebra el primer domingo de septiembre desde 1989, en la que se promocionan los productos de las panaderías de la villa y se realizan diferentes actividades en torno a la elaboración artesanal del pan.
El pan de barco dejó de producirse al ser sustituido por las conservas a mediados del siglo XIX. Ah, por cierto, la Contraarmada de Drake con la que arrancamos la historia resultó un gran fracaso en cada uno de sus objetivos: derrota en A Coruña, en Lisboa, en las Azores y en Vigo, más de 13.000 bajas, así como doce navíos y 18 barcazas. Drake, considerado hasta ese momento un héroe en Inglaterra, cayó en el ostracismo negándosele el mando de cualquier expedición naval durante los siguientes seis años, y aunque tuvo la oportunidad de resarcirse con el mando de una gran expedición naval contra la América española en 1595, volvió a fracasar, llegando a perder él mismo la vida en combate contra las fuerzas españolas destacadas en el mar Caribe.
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Juan A Oliveira es Ingeniero Técnico Naval por la Universidade da Coruña y MBA por la UNIR. Desde 2013 edita y coordina el blog de temática naval vadebarcos.net. Puedes conectar con él a través de Twitter o LinkedIn.
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Interesante información de esta fábrica de pan en Ferrol estudios comparativos de esta elaboración son los de Puebla, México para el Galeón de Manila
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