La historia del petrolero Arteaga es una de las más mitificadas en el imaginario naval ferrolano, además, de ser por sí misma uno de los grandes hitos de la construcción naval mundial, siendo con sus 325.000 toneladas de peso muerto no solo el buque más grande construido en España en su día, sino también el mayor del mundo construido sobre grada. Este hecho representó un salto adelante en la industria naval, ya que hasta esa fecha todos los grandes petroleros habían sido construidos y flotados en dique. Botarlo desde grada era un desafío tan grande que ingenieros y técnicos de todo el mundo, incluso algunos desplazados desde el lejano Japón, país líder en la construcción de este tipo de buques, tenían el ojo puesto en Astano esperando que el barco se partiera a la mitad al entrar en el agua.