La Idus de Marzo y la Primera Expedición Española a la Antártida

La Antártida. Una gran isla de 14 millones de kilómetros cuadrados, casi enteramente al sur del círculo polar antártico. La última región de la Tierra en ser descubierta y ocupada. En 1959 doce países firmaron el Tratado Antártico que prohíbe las actividades militares y la extracción de minerales, las explosiones nucleares y el vertido de residuos nucleares y apoya la investigación científica y protege la ecozona en el continente.

España se adhirió a este tratado 1982, lo que la obligó según los términos del mismo a “la realización en ella de investigaciones científicas importantes, como el establecimiento de una estación científica o el envío de una expedición científica”. Pero la primera expedición científica al continente austral no tuvo al gobierno de la nación como protagonista, sino a la organización privada y sin ánimo de lucro Asociación España en la Antártida, presidida por el empresario Guillermo Cryns (1923-2003).

Este belga nacionalizado español, emprendedor y aventurero, empezó a interesarse por la Antártida después de navegar hasta ella en 1978. Su plan de organizar una expedición al continente helado necesitaba un barco, y lo encontró en Navia (Asturias). En los Astilleros Armón de esta localidad, la empresa Goletas de Turismo, S. A. de Santiago Martínez Cañedo y Javier Babé estaba construyendo una embarcación con la que dar la vuelta al mundo. Pero cinco meses antes de finalizar su construcción, recibieron una llamada de Cryns con una propuesta que les cambiaría la vida: utilizar su nuevo barco para realizar una expedición científica, la Primera Expedición Española a la Antártida.

El barco en cuestión, la Idus de Marzo, era una goleta de tres palos y 32,5 metros de eslora por 7 metros de manga. Diseñada por Joaquín Coello y Pedro Morales con un presupuesto de 129 millones de las antiguas pesetas (unos tres millones de euros de hoy en día teniendo en cuenta el IPC) contaba con 537 metros cuadrados de superficie vélica y dos motores diésel de 123 kW cada uno. A vela alcanzaba los doce nudos, que se quedaban en 10,5 a motor. Con capacidad para 24 pasajeros, la Idus de Marzo estaba equipada con sistemas de navegación por satélite, radar, radiofacsímil, radiogoniómetro y sistemas de comunicación capaces de establecer contacto desde cualquier punto del planeta.

El 15 de diciembre de 1982, la goleta partía del puerto asturiano de Candás con ocho tripulantes a bordo: Javier Babé, capitán; Santiago M. Cañedo, primer oficial; Sotero Gutiérrez, jefe de máquinas; Xurxo Gómez, contramaestre; Josu Otazúa, cocinero; Fernando Cayuela, marinero; José María Garcés, marinero; y Diego Garcés, marinero; y tres expedicionarios: el periodista Alfonso Jordana y los biólogos del Centro de Investigaciones Acuáticas de Asturias Alberto Vizcaíno y J. Antonio Martín.

La ruta hacia la Antártida llevó a la Idus de Marzo por Vigo, Las Palmas y Santa Cruz en las Canarias, Senegal, Brasil (Recife, Salvador de Bahía y Río de Janeiro) y Argentina (Mar del Plata). Al alcanzar el Estrecho de Magallanes el 16 de febrero de 1983, la expedición recibió por radio la noticia de que el Instituto Español de Oceanografía (IEO) cancelaba el programa científico, por lo cual la expedición perdía el reconocimiento oficial ante el Tratado Antártico. Aun así, Babé, Cañedo y Cryns, involucrados totalmente tanto a nivel personal como a nivel económico en el proyecto, decidieron seguir adelante.

En Punta Arenas (Chile) se incorporó a bordo el propio Guillermo Cryns, además del equipo expedicionario formado por Joaquín Mariño y Guillermo Díaz, biólogos del IEO pero participantes a nivel personal; Vicente Manglano, médico; Fernando Rodríguez, naturalista especializado en Ornitología; Félix Sorli, mantenimiento de equipos y reparaciones; Jaime Ribes, observador del Ejército de Tierra; Juan Carlos Tuñón, observador de la Marina de Guerra; José Castedo, Antonio Guerra y Ángel Villarías, productores del material audiovisual.

Tras atravesar el estrecho de Magallanes y entrar en el canal Beagle, la Idus de Marzo alcanzó Puerto Williams, la población más meridional del planeta, el 28 de febrero. Dejando atrás las islas Lennox, Nueva y Picton, la goleta abandonaba el cabo de Hornos para navegar a través del mar de Hoces, el lugar en donde el Pacífico y el Atlántico se unen, una de las zonas consideradas desde siempre de las más peligrosas para la navegación.

La tarde del 4 de marzo la Idus de Marzo recalaba en las islas Shetland del Sur. Habían llegado a la Antártida. Isla Decepción fue la primera parada en la que los expedicionarios dejaron el barco para observar la fauna, tomar muestras o realizar fotografías. Desde ahí la goleta fue visitando diferentes bases antárticas: la base chilena Arturo Prat en la isla de Greenwich, la base rusa Bellinghausen, la chilena Presidente Eduardo Frei Montalva y la argentina Jubany (hoy en día Base Carlini) en la isla del Rey Jorge, mientras observaban y fotografiaban la fauna antártica, tanto mamíferos (focas, lobos y elefantes marinos) como aves (petreles, albatros o pingüinos) o cetáceos.

El 16 de marzo se colocó una placa de bronce en Caleta Visca, a 62º 04’ 40” S y 58º 24’ 50” W, como recordatorio de la expedición. Al día siguiente, la Idus de Marzo iniciaba el viaje de retorno a la península.

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Fuente: Sociedad Geográfica Española

El paso a través del mar de Hoces con destino Usuhaia (Argentina) les deparó a los expedicionarios las peores condiciones climáticas de todo el viaje. Durante cinco días olas de 14 metros y vientos sostenidos de 45 nudos con picos de 80 los acompañaron hasta el canal Beagle. Por fin el 22 de marzo atracaban en Usuhaia, y tras un par de días de descanso, la goleta ponía rumbo a Punta Arenas, punto final de la expedición. Una vez allí, Babé regresó en avión a España para organizar la temporada de chárter de verano de la Idus de Marzo en el Mediterráneo, mientras Martinez Cañedo capitaneaba el barco hasta llegar a Cádiz del 9 de junio de 1983, tras 17.000 millas de viaje.

A pesar de no contar con el respaldo de las instituciones, el éxito de la expedición fue el detonante del Plan Antártico Español. En 1984 se creó un grupo de trabajo en la Comisión Nacional de Geodesia y Geofísica, y en noviembre de ese mismo año, durante la II Semana de Estudios del Mar celebrada en Cartagena, se tomó la decisión de que España debía acometer la construcción de un buque con capacidades polares, concretándose en el proyecto del buque polar Hespérides.

En 1985 los científicos del CSIC Antonio Ballester, Marta Estrada, Josefina Castellví y la periodista Charo Nogueira participaron en una campaña antártica a bordo del rompehielos argentino Almirante Irízar, y en Palma de Mallorca se celebró el Primer Simposio Español de Estudios Antárticos. En 1986 se instaló el primer equipo científico español en tierras antárticas: una tienda de campaña con cuatro científicos del CSIC, Antonio Ballester, Josefina Castellví, Joan Rovira y Agustí Julià.

En 1988 España fue admitida como Parte Consultiva del Tratado Antártico. Ese mismo año se inauguró la primera base española en la Antártida, la Juan Carlos I, y comenzó la construcción del Hespérides en los astilleros Bazán de Cartagena (hoy en día Navantia), entregado a la Armada en mayo de 1991. En 1989 se inauguró la Gabriel de Castilla, la segunda base española en la Antártida.

Como recuerdo de la Primera Expedición Española a la Antártida se instaló en su 25 aniversario una placa conmemorativa en el puerto de Candás. La Idus de Marzo, aún en activo, se dedica a realizar cruceros en Japón, renombrada como Dawn Trader, para unos pasajeros seguramente ajenos a que navegan en un pedazo de la historia de España.


Juan A Oliveira es el responsable de las Áreas de Ingeniería Naval Aplicada y Estructuras en CT Ingenieros. Desde 2013 edita y coordina el blog de temática naval vadebarcos.net. Puedes conectar con él a través de Twitter o LinkedIn.

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Un comentario en “La Idus de Marzo y la Primera Expedición Española a la Antártida

  1. Aún conservo un recuerdo de mi embarco en el Idus de Marzo , como práctico de canales australes desde el Beagle a Punta Arenas Chile , a su regreso de la Antártida. Un gran reconocimiento a estos valerosos Españoles que hicieron historia .

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