Una breve historia de los barcos de hormigón armado

Por 25 pesetas la respuesta acertada, materiales típicos en la construcción naval: madera, madera, acero, acero, aluminio, aluminio, fibra de carbono, fibra de carbono, hormigón armado, ¿hormigón armado? Sí, quizá no es el típico material que te venga a la cabeza, pero el hormigón armado se utiliza en la construcción naval desde hace 170 años.

Esta historia comienza en Francia en mitad del siglo XIX. Joseph-Louis Lambot experimentaba con nuevos materiales de aplicación a la agricultura en el Chateau Miraval, la casa familiar en el departamento de Var, en el sur del país galo. Allí, trabajando en una malla de alambres de acero trenzados que sirviera de estructura a sus creaciones (tanques de agua, grandes cajas, comederos) se le ocurrió utilizar el cemento como recubrimiento para darle forma, impermeabilidad y rigidez.

A la mezcla de las barras de acero y el cemento le llamó ferciment, y en 1848 lo utilizó para construir una pequeña barca con la que navegar en el estanque de la villa familiar, de 3,7 metros de largo por 1,3 de ancho y un espesor de 4 centímetros. Tras presentarlo en 1855 en la Exposición Mundial de París, Lambot desarrolló la patente en Bélgica ese mismo año, pero ante la falta de interés general este francés no continuó desarrollando el invento, y volvió a sus ocupaciones agrícolas. Fue un compatriota de Lambot, el jardinero parisino Joseph Monier, el que patentó el hormigón armado en Francia en 1867, material con el que fabricó primero macetas, y más tarde otros elementos como tuberías, depósitos o puentes.

Barca de Lambot (fuente: Var-Matin)

Tras Lambot, el hormigón fue utilizado para la construcción de algunas barcazas en Europa para la navegación interior en canales o ríos. Tuvieron que pasar cincuenta años para que el primer barco de hormigón, el Liguria del italiano Carlo Gabellini en 1896 saliera al mar. El nuevo siglo extendió esta práctica a Alemania, Gran Bretaña, Holanda, los Estados Unidos de América o Noruega. Fue en este último país en donde en 1917 se botó el primer barco de hormigón destinado a cruzar el océano Atlántico, el Namsenfjord de Nicolay Fougner.

El Namsenfjord de Nicolay Fougner (fuente: Glen-l.com)

Durante la Primera Guerra Mundial, y ante la escasez generalizada de acero, el presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson aprobó la construcción de 24 buques de hormigón bajo el programa Emergency Fleet Corporation, pero la guerra llegó a su fin y aunque doce de los buques se encontraban en construcción, ninguno había sido acabado a tiempo. Una vez construidos, fueron vendidos a compañías privadas y destinados al transporte de cargas ligeras o almacenaje.

Entre estos doce buques se encontraba el petrolero SS Selma. Construido en Mobile (Alabama), el buque fue botado el mismo día que acabó la guerra. Con 130 metros de eslora y 7.500 toneladas de desplazamiento, el Selma es el buque de hormigón más grande jamás construido. El buque fue destinado al golfo de México para el transporte de crudo, pero en 1920 chocó contra un embarcadero en Tampico (México), abriendo un agujero de 20 metros en su casco. Imposible de reparar, el buque fue hundido en Galveston, en donde aun se puede ver hoy en día.

El SS Selma (fuente: Shipwreck World)

Al igual que en la Primera, la Segunda Guerra Mundial trajo la escasez de acero, por lo que el gobierno americano contrató en 1942 la construcción de 24 buques y varias barcazas de hormigón. Estas últimas jugaron un papel determinante en distintas operaciones de la guerra, especialmente durante el Día D en las costas de Normandía, donde fueron usadas como defensa de los puertos Mulberry, puertos artificiales construidos mediante la unión de diversos bloques de hormigón preformados utilizados para descargar el material en la invasión del continente europeo por los aliados, o como transportes de combustible y municiones. Algunas de estas barcazas fueron equipadas con propulsión propia y fueron utilizadas como cantinas móviles o transportes de tropas. Al finalizar la guerra, muchas de estas barcazas de hormigón fueron remolcadas a los Estados Unidos con el fin de hundirlas y utilizarlas de rompeolas a lo largo de la costa estadounidense.

Barcazas de hormigón utilizadas en Normandía descansan hoy en día en el estuario del Támesis (fuente: Londonist)

Tras la guerra, el hormigón armado fue utilizado en diferentes ocasiones y diferentes fines. En Nueva Zelanda, se probó para la construcción de yates, cuyo mejor ejemplo fue el Awahnee, de 16 metros de eslora y que circunnavegó el planeta. En Cuba se utilizó este material para construir pesqueros en la década de los setenta. El ingeniero y constructor italiano Pier Luigi Nervi, que mejoró el hormigón armado convirtiéndolo en lo que conocemos como tal hoy en día, entre otras construcciones, lo utilizó para fabricar la Giuseppa en 1972, un yate de 8,5 metros de eslora con un casco de tan solo 1,25 cm de espesor, con un peso un cinco por ciento menor y un coste un cuarenta por ciento menor que si lo hubiera construido en madera. Y en Holanda sirve para la fabricación de barcazas sobre las que se edifican viviendas.

El Awahnee (fuente: insidemistery.org)

Todo ello gracias a la invención del pionero Lambot, cuya pequeña embarcación a remo puede ser visitada hoy en día en el Museo del País de Brignoles, gracias a que se hundió en el estanque familiar y fue preservado por el lodo del fondo.

Para saber más


Juan A Oliveira es Ingeniero Técnico Naval por la Universidade da Coruña y MBA por la UNIR. Desde 2013 edita y coordina el blog de temática naval vadebarcos.net. Puedes conectar con él a través de Twitter o LinkedIn.

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2 comentarios en “Una breve historia de los barcos de hormigón armado

  1. Pingback: Barcos de hormigón armado, concreto o ferrocemento | navegaresprecioso

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