Anita Conti, la Dame de la Mer pionera de la oceanografía

Vivimos en una época en la que el término emergencia climática nos resulta muy familiar. Parece que es algo nuevo, que la ecología y el cambio climático son todavía conceptos “jóvenes” o, incluso, en los que habrá que pensar a futuro pero, en realidad, esta es una batalla que se viene librando desde mediados del siglo pasado. Una de las primeras voces que se alzó contra la pesca industrial y los alarmantes cambios en los parámetros de las aguas oceánicas fue Anita Conti.

Anita Conti (Ermont, 17 de mayo de 1899 – Douarnenez, 25 de diciembre de 1997) fue la primera mujer oceanógrafa francesa. Hija de Levon Caracotchian, ginecólogo de origen armenio, y de Alice Lebon, Anita realizó numerosos viajes de pequeña, fundamentalmente por Europa. En Bretaña y Vendée aprendió a nadar y se embarcó a menudo con pescadores que despertaron en ella el gusto por el mar. En 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, su familia se refugió en la isla de Oleron, donde Anita se dedicó a navegar en barco de vela, a leer y comenzó a hacer sus primeras fotografías. Tras la guerra se instaló en París, en donde empezó a destacar en la encuadernación de libros de arte.

Se casó en 1927 con el diplomático Marcel Conti. Leía sobre el mar y se embarcaba con frecuencia en pesqueros para conocer el día a día de sus trabajadores. Como periodista y especialista en el mundo de la pesca, participó en diversas campañas. Durante sus viajes, empezó a observar una serie de datos sobre los fondos marinos (la temperatura del agua, la profundidad o la salinidad) y estudió su influencia sobre las poblaciones de peces. En un momento en el que solo se disponía de cartas de navegación, Anita empezó a dibujar las primeras cartas de pesca, ayudando de este modo a agilizar las prácticas en alta mar.

Revistas en las que colaboraba Anita Conti

El primer pesquero en el que se embarcó fue el Ville d’Ys en los bancos de Terranova y, gracias a sus primeros artículos sobre las riquezas marinas en el diario La République, fue contratada en 1934 en la Oficina Científica y Técnica de Pesca Marina (OSTPM, hoy IFREMER), como «responsable de propaganda». En 1935 embarcó en el Président-Théodore-Tissier, primer gran buque de su país dedicado a la investigación oceanográfica y pesquera, para hacerse cargo de las relaciones con la prensa y la realización de reportajes fotográficos. También se enrolaría en esa primera etapa como observadora técnica en varios pesqueros que faenaban en el golfo de Vizcaya, Mar de Irlanda y Canadá; encargándose de la descripción de esas pesquerías con miras a su optimización científico-técnica.

En 1939 se embarcó en un viaje hacia el Ártico a bordo del arrastrero bacaladero Viking para una salida de tres meses sobre el paralelo 75. Con los preparativos de la Segunda Guerra mundial, la OSTPM no pudo continuar financiando esas campañas y, desde noviembre de 1939 hasta enero de 1940, Anita se embarcó en buques de la Marina francesa, convirtiéndose en la primera mujer en trabajar en un buque militar de la marina de su país en tiempo de guerra. Participó activamente en las operaciones de limpieza de minas magnéticas alemanas en el Mar del Norte y Canal de la Mancha y, en mayo de 1940, tomó parte en la evacuación de Dunkerque.

El Président-Théodore-Tissier, primer buque oceanográfico francés

En 1941, se embarcó en el pesquero Volontaire. Ante la imposibilidad de pescar en el Atlántico Norte durante la guerra, el arrastrero se dirigió hacia las costas mediterráneas y africanas para continuar abasteciendo de alimento a la población. Durante dos años, Anita pasó de un pesquero a otro, faenando en los caladeros de Mauritania, área muy peligrosa donde cinco pesqueros fueron torpedeados o chocaron con minas. Allí descubrió muchas especies de peces desconocidas en su país. Además de continuar dibujando mapas en las áreas pesqueras, comenzó a interesarse por las técnicas de pesca locales.

En 1943, el gobierno de Argel le encargó que investigara los recursos pesqueros en África occidental, así como un estudio para desarrollar la pesca tradicional. Durante diez años, a lo largo de 3.000 kilómetros de costa, Anita estudió las diferentes especies de peces que iba encontrando y sus valores nutricionales. Compartió la vida y las costumbres de los pescadores de Mauritania, Senegal, Guinea y Costa de Marfil, y cuando las instituciones francesas dejaron de apoyar sus iniciativas, creó su propio negocio en Conakri (Guinea). Organizó y mejoró la gestión de las pesquerías costeras artesanales, formando a los pescadores y proponiendo mejoras técnicas, tanto en la captura como en la conservación del pescado, con el secado y ahumado de determinadas especies, instauró una pesquería de tiburones (duramente perseguidos por entonces) y revalorizó el interés de su hígado por ser particularmente rico en vitaminas. Pero, con el tiempo, las dificultades se acumularon, sus instalaciones quedaron destruidas tras unas fuertes tormentas y, en la década de 1950, regresó a Francia. En 1957 publicó Géants des mers chaudes, libro en el que relataba su experiencia en África.

Anita con el equipo de Oceanografía de la OSPTM

En 1952 se embarcó durante cinco meses en el bacaladero Bois rosé en campaña hacia Terranova y, un año más tarde, publicó Racleurs d’Océans, donde alertaba sobre las ingentes cantidades de pescado que se desechaban. Anita se indignaba por el desperdicio de peces capturados a bordo de estos bacaladeros e inició una campaña a favor del aprovechamiento de los descartes. Durante su campaña en ese pesquero, algunos arrastres se desecharon íntegros, con 2.000 – 2.500 kilos de pescado considerado “inútil” (bacalao pequeño o especies no deseadas), pues el mercado imponía a los buques industriales las especies que debían procesar. En palabras de la propia Anita: “Solo con lo que tira la flota pesquera francesa se podría abastecer provincias enteras del Africa negra”.

Intentó dar a conocer especies ignoradas, destacando la calidad de sus carnes o el aprovechamiento de sus pieles para encuadernación, y buscó la manera de equipar los barcos con sistemas de captura selectiva.Su descripción del trato que recibía el tiburón de Groenlandia es particularmente salvaje, pues a los ejemplares vivos les rompían la columna vertebral antes de tirarlos al mar. Incluso con un ejemplar gigante de estos últimos, al capitán se le ocurrió preparar un “sketch” de cine y coaccionar a Anita para que participase en él. En los años 50 podría estimarse en miles de toneladas el volumen de pescado de gran calidad recién capturado que era devuelto al mar anualmente por las flotas industriales. En 1994, según estimación de la FAO, la cifra ascendía a unos 27 millones de toneladas de pescado tirado por la borda al año, lo que equivalía aproximadamente al 27 % de las capturas globales.

La flota pesquera española de principios de los 60 era una de las más poderosas del mundo: entre 1961-1963 se botaron los primeros siete grandes pesqueros congeladores gallegos de gran altura para los caladeros americanos y africanos del Atlántico Sur. El primero de la serie fue el Lemos de ‘Pescanova S.A.’ (Vigo), con una capacidad máxima de almacenamiento de 250 Tm de pescado congelado. Su gran éxito comercial fue capturar 240 Tm de merluza argentina en tan solo 20 días. Anita alertaba entonces del correspondiente aumento del volumen de descartes pues, para conseguir 240 toneladas de materia alimenticia, se desechaban al mar varios cientos de toneladas de peces sin interés comercial y de 2 a 500 toneladas de desechos (cabezas, vísceras, etc). Su preocupación por la sobreexplotación pesquera en las gélidas aguas del Atlántico Sur la llevaron a ser pionera en acuicultura al proponer criar peces para el consumo y la repoblación del medio marino. En la costa adriática, crió peces en jaulas sumergidas, y en el Mar del Norte, estableció granjas de acuicultura.

El Lemos (fuente: Vigo.é)

Anita falleció en 1997, a los 98 años de edad. Entre los muchos reconocimientos recibidos, es la madrina de Estran Cité de la mer, un museo dedicado al mar y la pesca ubicado en Dieppe, inaugurado en 1993. Su hijo adoptivo, el artista plástico y heredero de su legado Laurent Girault-Conti, contribuyó a mantener vivo su recuerdo editando y publicando libros que incluyen sus fotografías y textos, colaborando como coautor de libros sobre ella y creando junto a un grupo de amigos la asociación Cap sur Anita Conti (Lorient) en 1992.

En 2004, Laurent legó un fondo de 45.000 fotografías en blanco y negro a los puertos de Fécamp, Douarnenez y a la comuna de Lorient. La mencionada asociación se encargó de digitalizar 28.000 de estas imágenes y de organizar exposiciones hasta que se disolvió en 2014. Su archivo personal comprende, además, 2.265 libros, 1.430 objetos diversos (ejemplares de animales, vegetales y minerales), 178 registros sonoros con una duración estimada de 120 horas (entrevistas radiofónicas, conferencias, etc.) y miles de documentos en papel: 42 metros lineales de cajas archivadoras de textos y cerca de 1.000 documentos iconográficos que incluyen esbozos e ilustraciones de peces.

Pionera en la conservación de la biodiversidad oceánica, Anita debería ser un modelo personal y profesional para las futuras generaciones. Al dar a conocer los problemas ambientales demostró que el mar no es un recurso inagotable. En Ermont, su lugar de nacimiento, una plaza lleva su nombre, al igual que al menos seis escuelas infantiles, colegios e institutos en su país. Varias autoras han reivindicado su vida y obra en sus libros. También lo hicieron autoras de prólogos o coautoras en sus partes de obras colectivas. El 17 de mayo de 2019, en el 120 aniversario de su nacimiento, Google le dedicó un Doodle visible en el territorio francés.


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Laura Alonso es Ingeniera Naval y Oceánica por la UDC. Viguesa de nacimiento, Ferrolana de adopción. Dedicada al Apoyo Logístico Integrado, la Gestión de la Innovación y el continuo aprendizaje por vocación. Puedes conectar con ella a través de TwitterLinkedIn.

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6 comentarios en “Anita Conti, la Dame de la Mer pionera de la oceanografía

  1. Interesante. Pero conviene recordar también a Jimena Quirós, pionera de la oceanografía en España. Nacida igualmente en 1899, en Almería. Desgraciadamente, la dictadura franquista truncó su prometedora carrera como excelsa científica. Murió en 1983. Hay que reivindicar su labor como oceanógrafa.

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    • Completamente de acuerdo, Miguel.
      La historia de Jimena es de lo más inspirador y, a la vez, más frustrante que haya podido leer nunca. Se merece portadas y biopics!

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