Jimena Quirós y Ángeles Alvariño, pioneras de la oceanografía española

Durante el mes de junio se celebran el Día Mundial de los Arrecifes, del Medio Ambiente, de la Lucha Contra la Pesca Ilegal, de los Océanos, de las Tortugas Marinas, de la Hidrografía y de la Gente de Mar entre otros, y muchas han sido y siguen siendo las mujeres relacionadas con todos y cada uno de estos temas. Podríamos destacar mil nombres pero nos quedaremos con dos en especial, dos pioneras de la oceanografía española, Jimena Quirós y Ángeles Alvariño.

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Jimena Quirós nació en 1899 es considerada la primera oceanógrafa española. Su educación fue un tanto diferente a la de la mayoría de las chicas de su generación: mientras sus amigas de la infancia iban dejando los estudios para preparar su ajuar y aprender buenas maneras, ella seguía ascendiendo académicamente, siempre con muy buenas calificaciones y rodeada de chicos. De hecho, fue la única mujer que obtuvo el título de bachiller en el curso de 1915 en el Instituto de Almería.

Después de eso, Jimena se fue a Madrid con el apoyo de su madre para estudiar Ciencias en la Universidad Central (la actual Complutense de Madrid). Allí se alojó en la Residencia de Señoritas, y tuvo como profesoras y compañeras a personalidades como María de Maeztu (fundadora de la Residencia), Clara Campoamor, Victoria Kent…

En abril de 1920 se convirtió en “alumna interna” del Instituto Español de Oceanografía (IEO), hoy centro del CSIC (CSIC-IEO), y ese mismo verano estuvo destinada en el Laboratorio de Santander preparando una campaña que tendría lugar al año siguiente. Todo esto mientras continuaba sus estudios.

El yate Real Giralda en Italia en 1898. Unknown author, Public domain, via Wikimedia Commons

En 1921 se licenciaría en Ciencias con premio extraordinario y participaría en la campaña preparada el año anterior, y que tendría lugar a bordo del buque Giralda, que había sido el yate del rey Alfonso XIII, y recorrería durante su trasncurso las costas españolas del Mediterráneo. Jimena participó en calidad de ayudante de un oceanógrafo francés que formaba parte del equipo del príncipe de Mónaco, también a bordo, convirtiéndose así en la primera mujer española embarcada en una campaña oceanográfica como científica.

Y marcaría a su vuelta otro hito en su historia y en la de la oceanografía española al convertirse, por oposición, en la primera mujer contratada por el IEO. Se trasladó al laboratorio de Málaga y, al igual que hacía Anita Conti (primera oceanógrafa francesa) en otras latitudes, alertaba del agotamiento de caladeros de especies muy abundantes en años anteriores por la sobrepesca.

Jimena fue, también, una de las primeras mujeres en recibir una beca para disfrutar una estancia en la Universidad de Columbia, en Nueva York y, tras conseguir una excedencia en el IEO, en julio de 1926 se marchó al otro lado del Atlántico, donde fue muy valorada por sus compañeros y responsables.

A su vuelta a España, su activismo político y social se intensificó enormemente. Durante los siguientes años participó en multitud de actos en los que reivindicaba, especialmente, los derechos de la mujer al tiempo que se dedicaba a su carrera científica, pero en 1933 Jimena se apartaría de la política.

Anita Conti (1899-1997), c.1935. Exploradora, fotógrafa y oceanógrafa francesa. AnonymousUnknown author, no author disclosure, Public domain, via Wikimedia Commons

Esta vertiente suya, junto a su denuncia de malas praxis en campañas anteriores del IEO en la Bahía de Santander le traerían problemas serios, llegando a ser cesada en su cargo por sus responsables. Jimena comenzó entonces una batalla legal solicitando al Ministerio de Marina, al que pertenecía el IEO entonces, que la confirmasen en su cargo. Durante ese periodo de litigios, Jimena se dedicó a la docencia, aunque tuvo muchos problemas para acceder a una plaza por el expediente que tenía abierto. Y, finalmente, tras muchas vueltas, resoluciones y una segunda batalla legal contra la institución, en junio de 1934 Jimena quedaba absuelta de todos los cargos, quedando demostrado durante el juicio que el expediente al que había estado sometida no estaba bien fundamentado ni era justo.

Con todo, sus problemas no terminaron ahí. Aunque Jimena sobrevivió a la Guerra, su carrera científica y su lucha por la igualdad de derechos se vieron truncadas. En 1939 le instruyeron expediente de depuración y en octubre de 1940 le comunicaron su cese definitivo en el IEO por considerarla “de ideas izquierdistas”, aunque hacía unos años que se había alejado de la política.

Aun así, intentó rehacer su vida en Madrid, trabajando muchos años como docente en una academia privada. En 1966 inició su última batalla legal, hasta obtener el indulto por parte del Gobierno franquista, y entonces comenzó a pelear por su reingreso en el IEO. Cuando se le reconoció el derecho al servicio activo, contaba ya más de 70 años y solamente pudo reincorporarse en calidad de jubilada, pero ella luchó hasta el final por sus derechos, hasta que los trienios, incluidos los de los años que estuvo cesada, le fueron reconocidos.

Entre otras cosas por todos los ceses, desplantes y vaivenes a los que Jimena tuvo que hacer frente dada la situación política en España, su trabajo y obra permanecieron en el olvido durante décadas.

Por su parte, Ángeles Alvariño nació en 1916, es la única mujer científica española que aparece en la Encyclopedia of World Scientists, obra que incluye a los 1.000 científicos más importantes de todos los tiempos, y en la que solo figuran otros dos españoles (los premios Nobel Severo Ochoa y Ramón y Cajal), y perteneció, en realidad, a la segunda generación de oceanógrafas españolas.

La primera generación de mujeres oceanógrafas se incorporó al IEO en los años 20, con Jimena Quirós a la cabeza, Emma Bardán, María de las Mercedes García y Encarnación Sánchez. En la posguerra, antes que Ángeles, se incorporaron a la institución siete investigadoras más: María Jesús del Val, María Martín Retortillo, María Dolores García, María Luisa González, Dominica Montequi Harguindey, Carmen García y Encarnación Miranda. Algunos autores también mencionan a Teresa Valls y María del Carmen Méndez, con lo que en total serían nueve. Pero se dio entonces la paradoja de que la segunda generación no podía acceder a los mismos derechos que la primera.

Volviendo a la historia de Ángeles, ella quería estudiar medicina como su padre, pero él no se lo permitió por considerarlo un trabajo demasiado sufrido, así que finalmente se decantó por las Ciencias Naturales. Al igual que Jimena, en Madrid pasó a residir en la Residencia de Señoritas, gozando de algunas grandes influencias en común con la primera.

A causa de la guerra no pudo licenciarse hasta 1941, pero no perdió el tiempo. En ese período aprendió inglés y mejoró su francés, lo que le sería muy útil en toda su carrera científica. También en esa época se casó con un Oficial de Marina, quien prometió apoyarla y pagar sus estudios, algo bastante infrecuente en aquel entonces. La historia prueba que así fue. Se casaron en 1940 y Ángeles retomó sus estudios.

En 1948 accedió al IEO en Madrid, y en 1952 aprobó las oposiciones a Ayudante de Laboratorio (lo que hoy en día sería científica titular), siendo destinada a Vigo, donde ese mismo año comenzó sus trabajos de investigación sobre el plancton, microorganismo que la acompañaría por el resto de sus días. Al mismo tiempo empezó a publicar sobre las “mareas rojas”, y mencionó diversas especies como responsables de las mismas.

El RV Sarsia semihundido (2014) en East Float Dock, Birkenhead, Merseyside, England. Rept0n1x, CC BY-SA 3.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0, via Wikimedia Commons

En 1953 obtuvo una beca del British Council para trabajar en el Plymouth Marine Laboratory. Allí realizaría varias salidas a la mar en los buques oceanográficos Sarsia y Sula. La presencia de Ángeles a bordo fue todo un acontecimiento en el Reino Unido, ya que nunca antes una mujer se había embarcado en uno de sus buques de investigación, al menos en calidad de científica.

Debemos recordar que en nuestro país se había roto ese techo en 1921 cuando Jimena Quirós se embarcó en el Giralda. Pero ese techo roto se había vuelto a cerrar, ya que desde 1939 las investigadoras del IEO no pudieron embarcarse hasta los años 70, por lo que en el momento en que Ángeles se embarcó en el Reino Unido, no habría podido hacerlo de haber estado en España.

Ángeles estudió en esa época, entre muchas otras cosas, el tema de las incrustaciones marinas, llegando a hacer observaciones con televisión submarina (hablamos de principios de los años 50), y a su vuelta a Madrid, siguió trabajando sobre muestras de plancton que, por norma, le proporcionaban otros investigadores (masculinos) que las recogían en diversas campañas en distintos puntos del globo.

En 1956 le ofrecieron una beca Fullbright para trabajar en la Woods Hole Oceanographic Institution de Massachusetts (WHOI) y allí trabajaría bajo la tutela de Mary Sears, referente mundial en investiagci´pon marina y directora de la primera Unidad Oceanográfica de la Oficina Hidrográfica de la Marina estadounidense (hoy día Oficina Oceanográfica Naval mandada por un Almirante). A la finalización de su beca volvió a España y al IEO pero, tras varios desacuerdos con el director de la institución, acabó por solicitar la excedencia voluntaria y comenzó a preparar la documentación para trasladarse a La Jolla, en California.

USNS Mary Sears (T-AGS-65). See page for author, Public domain, via Wikimedia Commons

Tras no pocas dificultades, consiguió el visado y se  incorporó a la Scripps Intitution, otro centro de referencia en la oceanografía mundial. A su llegada se encontró millares de muestras por estudiar. Ese “océano de muestras” causó una enorme sorpresa a Ángeles, que normalmente tenía que buscárselas ella misma.

Esos fueron años de grandes éxitos. Entre otros, estableció las categorías que se siguen empleando a día de hoy para categorizar a las especies en función de la profundidad en que se encuentran, y fue la experta encargada de estudiar las muestras de plancton en una investigación en el índico en la que en total participaron 40 barcos de investigación de 13 países.

Ángeles se doctoró en la Universidad de Madrid en 1967 contando ya 50 años, y ya con gran renombre internacional dejó la Scripps a finales de 1970, incorporándose entonces a la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), otra de las más relevantes instituciones de su campo, trabajando en el novísimo Centro de oceanografía pesquera en La Jolla, un edificio muy adaptado a las necesidades de los investigadores donde se habían instalado varios organismos de investigación marina.

Pero, además de sus investigaciones, fue profesora en distintas universidades de todo el continente americano, y dirigió, además, tesis doctorales en muchas otras. Se jubiló en 1987, habiendo publicado más de 100 trabajos científicos y habiendo descrito un total de 22 nuevas especies, además de revisar la taxonomía de otras varias.  Siempre fue una taxónoma sin parangón. Su capacidad para encontrar, describir y representar gráficamente las diferentes especies del zooplancton era de leyenda.

En España se empezó a reconocer su figura a nivel institucional en 1993, cuando se le concedió la Medalla de Plata de Galicia por sus méritos como científica de gran relevancia internacional. La Xunta de Galicia estableció durante varios años el Programa Ángeles Alvariño de ayudas a la especialización de doctores recientes para su incorporación en organismos de investigación gallegos.

La Real Academia Galega de Ciencias le dedicó el Día da Ciencia en Galicia de 2015. En 2018, el Concello de Ferrol instauró el Premio de Investigación Ángeles Alvariño, dedicado al ámbito de las Ciencias, que se adjudica de manera bianual.

B/O Ángeles Alvariño atracado en el puerto de Vigo en diciembre de 2020. Imagen: Laura Alonso.

Pero quizá el mayor de los homenajes fue el que recibió por parte del IEO cuando en 2012, en fue botado el buque oceanográfico que lleva su nombre y que fue amadrinado por su hija. Resulta muy curioso el hecho de que muchos de los investigadores que acogieron o dirigieron a Ángeles acabaron dando nombre a algún buque de investigación, incluida Mary Sears.

Fue, sin duda alguna, pionera en su campo, Su hija Ángeles, en una entrevista en 2018, contaba que su madre solía encontrarse desubicada en las fiestas del laboratorio “Iba a fiestas del laboratorio y las mujeres se ponían a un lado y los hombres a otro. Las mujeres hablaban de lavadoras y los hombres de los tratados científicos. Mi madre se frustraba y decía: ‘Y yo, ¿adónde voy?’”.


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Laura Alonso es Ingeniera Naval y Oceánica por la UDC. Viguesa de nacimiento, Ferrolana de adopción. Dedicada al Apoyo Logístico Integrado, la Gestión de la Innovación y el continuo aprendizaje por vocación. Puedes conectar con ella a través de TwitterLinkedIn.

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