Capitán de Fragata Mary Sears

En octubre de 2000, la Marina de los Estados Unidos botaba el primer buque de su flota con nombre de mujer en sus 225 años de historia. Se trataba de un buque de investigación, el sexto buque oceanográfico de la clase Pathfinder, el USNS Mary Sears (T-AGS-65), con capacidad para la realización de estudios acústicos, biológicos, físicos y geofísicos, y nombrado así en honor de la capitán de fragata Mary Sears de la Reserva Naval, figura fundamental en el desarrollo de la Institución Oceanográfica Woods Hole y considerada como una de las primeras oceanógrafas en la Marina de los Estados Unidos.

USNS Mary Sears. Imagen: http://www.msc.navy.mil

Mary Sears nació en 1905 en una pequeña ciudad de Massachussets, en Estados Unidos. De pequeña, recogía plantas y animales en los pantanos cercanos a su casa en Wayland, donde tenía un gran terrario. Las tortugas eran sus favoritas. De ese modo se inició en los rudimentos de la biología. Ésto, unido a su entusiasmo y su mente curiosa, propiciaron su graduación en biología marina con 22 años y su doctorado en zoología con 29 en el Radcliffe College, lo que entonces era la sección femenina de la Universidad de Harvard y que no se integraría bajo el mismo nombre hasta 1977.

Trabajó en la universidad junto a Henry Bigelow, que más tarde sería el fundador y primer director de la Institución Oceanográfica Woods Hole (Woods Hole Oceanographic Institution, WHOI en inglés), una de las instituciones de investigación marina más prestigiosas del mundo, en la que Mary sería una de las primeras empleadas. Trabajó estudiando el plancton durante los veranos desde 1932 ya que el WHOI, en la década de 1930, solamente operaba en la época estival, y fue nombrada bióloga junior en 1939, antes de ser nombrada en 1940 «planctonóloga» a tiempo completo (y durante todo el año), cargo que ostentaría hasta 1943.

Este trabajo de estudio del plancton durante casi 10 años, identificando su distribución y movimientos, la llevaría a entender cómo funcionan las corrientes en el océano, lo cual resultaría determinante en su futuro.

Mary Sears en su laboratorio en 1960. Imagen: https://www.whoi.edu

Durante ese tiempo también trabajó como asistente de investigación en Harvard, de 1933 a 1949, como tutora en Radcliffe de 1934 a 1940, y como profesora en el Wellesley College desde 1938 a 1943. En este último centro se unió al Harvard Yacht Club, corazón del WHOI.  Su objetivo, basado en una integración de física, química y biología, era un estudio general y en conjunto del océano.

En 1941, trabajó en la Bahía de Pisco, en Perú, como miembro del Comité de Relaciones Culturales y Artísticas Interamericanas del Wellesley College. Mary impresionó a sus compañeros con su habilidad para detectar puntos que podrían resultar cruciales en las distintas investigaciones y resolver cada contradicción con que se iban encontrando. Y, cuando estas reuniones acababan en el bar de pescadores al otro lado de la calle, ella se unía a las animadas conversaciones vaso de Black Label en mano. Con todo esto, en los años previos a Pearl Harbor, Mary había incrementado ampliamente sus conocimeintos en ciencias oceánicas.

Durante la Segunda Guerra Mundial, y tras la creación de varios «cuerpos» exclusivamente formados por mujeres para dar apoyo a las tropas, Mary, sintiendo una especie de «fervor patriótico», se alistó como voluntaria en la Marina a pesar de su edad (casi 40 años), de la artritis que padecía… y de su género. Su compañero oceanógrafo Roger Revelle, de servicio en el Bureau of Ships de la marina estadounidense, dispuso su ingreso en las WAVES (Women Accepted for Volunteer Emergency Service), creado en agosto de 1942. 

Mary Sears cuando todavía era teniente. Imagen: https://www.doncio.navy.mil/

En abril de 1943, Mary había sido nombrada directora de la novísima y primera Unidad Oceanográfica de la Oficina Hidrográfica de la Marina, destinada a ampliar el papel de la oceanografía aplicada dentro del cuerpo, pero que contó en sus inicios con muy pocos recursos humanos y materiales, y con la asignación de estudios (para misiones) de bajísima categoría y especialización.

El desastroso ataque a Tarawa (un atolón en el océano Pacífico central) en noviembre de ese mismo año propició un cambio de estrategia por parte de los Estados Unidos. En esa batalla, aun siendo muy superiores en número a las tropas japonesas, los americanos sufrieron una derrota estrepitosa por una causa que no había sido contemplada: la altura de marea.

Con la luna llena, la marea era mucho más baja de lo esperado. En las aguas (inesperadamente) poco profundas, las lanchas de desembarco tocaron tierra lejos de la costa o quedaron varadas en afloramientos de coral. Los marines se encontraron con un fulminante fuego japonés que dejó 3.500 víctimas, entre muertos y heridos. La prensa estadounidense atribuyó las grandes pérdidas a una resistencia «inusitadamente feroz», en lugar de reconocer el fallo por parte de la inteligencia americana.

Restos de la Batalla de Tarawa en la Isla Betio (Kiribati). Imagen: https://www.insider.com

Con el cambio de rumbo impuesto tras Tarawa, la unidad que lideraba Sears pasó a contar con un equipo de 400 personas (a modo ilustrativo, un destructor de la época contaba con una tripulación de 300 hombres) que se encargaban de estudiar las mareas, el oleaje y las corrientes. Como ella misma explicaba, con buenos datos climatológicos, se pueden  pronosticar las condiciones del oleaje así como la altura de ola, lo cual puede suponer una ventaja evidente para las operaciones anfibias. La unidad recopiló datos de buques aliados y estaciones costeras que se encontraban sin procesar, los procesó y los envió a las unidades que se encontraban desplegadas según correspondiese.

La estrategia de los Estados Unidos era neutralizar la mayoría de las islas controladas por los japoneses en el Pacífico central mediante bombardeos incesantes y restringir los desembarcos a las fortalezas clave. Solo el presidente Roosevelt y los jefes conjuntos conocían de antemano los objetivos, por lo que Sears tuvo que proporcionar la información e inteligencia adecuadas para todos los objetivos posibles. Ella misma explicaría más tarde que «la necesidad militar no espera a que los exploradores y científicos acumulen suficiente información». Cuando Nimitz atacó Iwo Jima, los errores de Tarawa no se repitieron.

Mary también contaba con material oceanográfico japonés relevante publicado durante la década de 1930 traducido al inglés. Sus investigaciones resultarían ser críticas para la supervivencia de los submarinos estadounidenses. Proporcionó unos informes de inteligencia , los llamados Suplementos submarinos para las direcciones de navegación, que identificaban las termoclinas, áreas del océano en las que el agua cambia rápidamente de temperatura, y donde los submarinos podrían «escapar» de la detección del sonar de superficie enemigo por la reflexión y refracción que provocan en los haces de ondas emitidos.

Efecto de una termoclina en las ondas de sonar de superficie.

Estos datos respaldaron la ofensiva submarina que paralizó los buques de guerra japoneses y su flota mercante. En la Batalla del Mar de Filipinas, los submarinos estadounidenses hundieron a los dos portaaviones más avanzados de Japón, una derrota que condujo a la toma de los aeródromos de Saipan, lo que permitió el bombardeo diario con B-29 del propio Japón.

La Operación Olympus, la invasión proyectada de Japón, fue la última misión importante de Sears. Más tarde habló abiertamente de otras acciones, pero nunca mencionó esa horrenda opción ni la alternativa que la excluyó. Después del Día V-J, fue ascendida por «logros de gran valor para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos».

Tras la guerra, la Oficina Hidrográfica de la Marina estableció una División de Oceanografía y Sears fue nombrada  «primer oficial a cargo». Pasó a la Reserva Naval de los Estados Unidos en 1947 y regresó al WHOI, donde fue designada científica principal en su departamento de biología. Se retiró de las reservas como capitán de fragata en 1963, y se retiró del WHOI en 1970 como científica principal.

Instalaciones del WHOI en 1960. Imagen: https://www.whoi.edu/

En esa fase, fue la fundadora y editora de Deep-Sea Research, que sigue siendo la revista oceanográfica más distinguida donde, a día de hoy, oceanógrafos de todo el mundo publican los resultados de sus investigaciones, y presidió y ayudó a organizar el Primer Congreso Internacional sobre Oceanografía, celebrado en las Naciones Unidas en Nueva York en 1959, donde forjó muchos vínculos importantes con científicos marinos de todo el mundo.

También ayudó a establecer la revista Progress in Oceanography, y fue editora de varios libros considerados hitos en la documentación de la historia de las ciencias marinas. Formó parte del Comité Conjunto sobre Oceanografía del Consejo Internacional de Uniones Científicas desde 1958 hasta 1960, además de participar activamente en la vida política de Falmouth y Cape Cod.

Mary también fue miembro del consejo de gobierno del WHOI durante mucho tiempo, siendo Secretaria de la Corporación de 1947 a 1973 y Secretaria Adjunta de 1973 a 1975. Fue nombrada Fideicomisaria honoraria y Miembro honorario en 1976 y era científica emérita en la institución en el momento de su muerte.

Con motivo de su 80 cumpleaños en 1985, Deep-Sea Research dedicó una publicación a Mary Sears, señalando que «probablemente ha jugado un papel más importante en el avance de los estudios oceanográficos que cualquier otra mujer». Como miembro de nueve sociedades científicas y honorarias y miembro de la junta directiva de WHOI, fue muy influyente en el desarrollo del mismo, fue líder en muchas disciplinas oceanográficas y fue una gran mentora de generaciones de jóvenes científicos.

Vista aérea del WHOI actualmente. Imagen: https://www.whoi.edu/

Cuando una aspirante a oceanógrafa le preguntó una vez acerca de las barreras con las que se había encontrado a lo largo de su carrera, Mary sonrió y respondió «en el Museo de Zoología Comparativa de Harvard, el baño de las chicas estaba en el 4º piso». Añadió después que, en la ciencia como en la guerra «estábamos tan ocupados con una causa común que apenas me di cuenta de las barreras». Con su carácter tranquilo, aconsejó a las jóvenes científicas hacer su trabajo, mantenerse firmes y simplemente negarse a ser dejadas de lado.

Mary es ampliamente reconocida por convertir un nuevo campo en una prestigiosa ciencia internacional. Tanto, que un premio lleva su nombre. El Mary Sears Women Pioneers in Oceanography Award es uno de los mayores honores que el WHOI puede otorgar. Lo reciben mujeres con una larga trayectoria e impacto en la oceanografía, como reconocimiento a toda una carrera  profesional,  y tiene especial consideración a las candidatas que hayan mentorizado a jóvenes científicos, técnicos o estudiantes.

Mary Sears fue la primera galardonada con el entonces Women Pioneers in Oceanography Award, cuando comenzó a otorgarse. Murió en septiembre de 1997, a los 92 años, y en diciembre de 1999, tras mucho esfuerzo, se renombró el premio como Pioneers in Oceanography Award in honor of Mary Sears.

El Neil Armstrong, uno de los buques oceanográficos del WHOI. Imagen: https://www.whoi.edu/

Revelle, que fue también director de la Institución Scripps de Oceanografía y fundador de la Universidad de California en San Diego, dijo en 1980 que «dado que el Gobierno Federal tiene muy poca memoria, generalmente se olvida que el primer oceanógrafo de la Marina en los tiempos modernos fue una bajita y bastante tímida teniente de las WAVES… Subestimaron la poderosa fuerza natural que es Mary Sears. Esa pequeña Unidad Oceanográfica pronto se convirtió en una División, y finalmente toda la Oficina Hidrográfica se convirtió en la Oficina Oceanográfica Naval, encabezada por un almirante, con el orgulloso título de Oceanógrafo de la Marina«.


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Laura Alonso es Ingeniera Naval y Oceánica por la UDC. Viguesa de nacimiento, Ferrolana de adopción. Dedicada al Apoyo Logístico Integrado, la Gestión de la Innovación y el continuo aprendizaje por vocación. Puedes conectar con ella a través de TwitterLinkedIn.

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9 comentarios en “Capitán de Fragata Mary Sears

  1. Muy interesante, desconocía que Tarawa fuera un error lo de las mareas,vi la serie the pacific y no recuerdo ese detalle, tendre que verla de nuevo 🙂 Le comento un detalle sobre saipan: fue la base de los B29, los B52 son los nietos de las superfortalezas volantes, los B52 son reactores y si no recuerdo mal se pusieron en marcha sobre 1955-1960

    Le gusta a 1 persona

    • Hola, Javi.

      Mil gracias por el dato y pido disculpas por el error.
      Estamos teniendo problemas para corregirlo, pero lo subsanaremos a la mayor brevedad.

      Espero que hayas disfrutado del resto del artículo.

      Gracias por leernos!!!

      Laura A.

      Me gusta

  2. Laura

    Excelente artículo muy bien documentado.

    Recomiendo al usuario Javi, investigar en los libros: The conquering tide. War in the Pacific Islands 1942-1944 de Ian W. Toll. O también The Power of the Sea de Bruce Parker. Además de numerosa bibliografía (en inglés por supuesto) sobre el tema de las mareas en Tarawa y los errores estratégicos que derivaron.

    Por lo demás, todo impecable. Gracias por recordarnos la figura de Mary Sears y su importante legado en Oceanografía.

    Roberto

    Le gusta a 1 persona

    • Roberto, gracias por las recomendaciones y por darnos alas!

      Sí, efectivamente sobre este tema poca bibliografía se encuentra en español. Esperamos haber aportado nuestro (ínfimo) granito de arena.

      Gracias también por leernos!

      Un abrazo!

      Laura A.

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