Cuando Vigo era el centro de la red de comunicación mundial submarina

El 98% del tráfico internacional de Internet circula a través de cables submarinos de fibra óptica. El mayor proveedor mundial de este servicio es Google, con 14 cables que suman más de 112.000 kilómetros bajo el agua. En 2022 la compañía americana pondrá en funcionamiento el Grace Hopper, un nuevo cable que conectará España con Estados Unidos y Reino Unido. Y aunque esto pueda sonar novedoso, la verdad es que tenemos que mirar casi 150 años hacia atrás en el tiempo para encontrar el primer cable submarino de comunicaciones que unió nuestro país con Reino Unido, ya que en 1873 la compañía inglesa Eastern Telegraph Company, conocida popularmente en Galicia como el Cable Inglés, conectó Porthcurno (en el sur de Cornualles) con Vigo.

La base de la red mundial de telecomunicaciones submarina está formada por casi 400 cables que suman más de un millón de kilómetros, por los que navega el 99% del tráfico de datos mundial. La fibra óptica de su interior es una solución eficaz y robusta, ajena a las inclemencias meteorológicas y con menor latencia y mayor ancho de banda que la comunicación vía satélite, relegada desde hace 30 años a la transmisión de eventos deportivos, la comunicación en lugares remotos o la navegación aeronáutica y marítima.

Ya desde 1845 se realizaban en Inglaterra ensayos con cables submarinos, pero no se consiguió la fiabilidad suficiente hasta que en 1847 el alemán Ernst Werner Siemens (ingeniero eléctrico e inventor, fundador de la Siemens AG) utilizó por primera vez la gutapercha, una goma parecida al caucho obtenida en el archipiélago malayo, como aislante resistente al agua del cobre de los cables. Y cinco años después, en 1852, la Submarine Telegraph tendía el primer cable de comunicaciones submarino a través del Canal de la Mancha conectando Dover (Inglaterra) y Calais (Francia).

Los cables submarinos actuales suman más de un millón de kilómetros de longitud

Aunque este primer cable fue cortado por pescadores al poco de ser instalado, la demostración de que el sistema era viable inició un desarrollo imparable, instalándose entre 1852 y 1854 diferentes cables uniendo Irlanda con Escocia y Gales, Córcega con Cerdeña o Suecia con Dinamarca. John Pender, comerciante escocés que había amasado su fortuna con el comercio de algodón, compró en 1852 acciones de la English & Irish Magnetic Telegraph, compañía creada con la intención de establecer una conexión por cable a través del Atlántico para comunicar Europa y América. A pesar de que el primer cable trasatlántico se proyectó ya en 1855, hubo que esperar al 27 de julio de 1866 para que el primer telegrama conectando los dos continentes a través de un cable submarino fuera enviado.

En 1872 Pender fundó su propia empresa, la Eastern Telegraph Company con el fin de comunicar Inglaterra con África, Asia y Sudamérica. Vigo, elegida debido a la protección natural que su puerto ofrecía a los buques cableros de la compañía, fue el primer punto de conexión en la línea que unía la sede de la compañía en Porthcurno (Cornualles) con Carcavelos (Portugal), desde donde partían otros cables hacia el Mediterráneo (y de ahí hacia Asia) o América. El 27 de mayo de 1873, el Cable Inglés, como era conocida popularmente la compañía de Pender para los vigueses, conectó la ciudad gallega con el mundo. Así, en el encabezado de muchos de los miles de cablegramas que se enviaban entre la metrópoli y el vasto Imperio Británico podía leerse la etiqueta “Vía Vigo”. 

Vía Vigo hasta América, África, Asia y Oceanía

La primera sede de la compañía se encontraba en la Rúa Real, aunque más tarde pasaría por la Rúa do Príncipe para finalmente ubicarse en la Casa Bárcena de la Rúa Policarpo Sanz. Pero entre medias, la sede pasó por el número 22 de la Rúa Velázquez Moreno. Allí, en su fachada, un reloj marcaba la hora (la compañía enviaba un cable con la hora exacta cada minuto a cada una de sus oficinas) por la que se regían los vigueses. Tanto fue así que la expresión “llevo la hora del Cable” pasó al vocabulario popular de la ciudad olívica. 

La impronta de los empleados de la compañía inglesa se hizo sentir en la ciudad de varias maneras. Una de ellas fue el deporte. Los propietarios de la compañía se preocupaban de que sus empleados, además de realizar bien su trabajo, dieran buena imagen en los países en los que se asentaban, ocupando para ello también su tiempo de ocio con el deporte, actividad que si bien en aquella época estaba ya implantada en Inglaterra, aquí era toda una novedad. En el club social del Cable instalado originalmente en los bajos del Hotel Moderno, los empleados podían disfrutar de mesas de billar y pingpong. Y, más adelante, en la falda del Monte do Castro, en una gran finca llamada Villa Felisa se construyó un edificio central para los trabajadores mientras en su exterior existían pistas de tenis hierba. Remo, atletismo, hockey o rugby eran otros de los deportes que practicaban, aparte del fútbol, claro.

Las pistas de tenis en las faldas do Monte do Castro

Ni el Riotinto ni el Huelva Recreation Club: el primer club de fútbol en España fue el Exiles F.C., formado por trabajadores de la empresa cablera. Su nombre, el mismo en cada ciudad en la que el cable se instalaba, era consecuencia del estatus de aislados y recluidos en el que se encontraban lejos de la sede de la compañía, y por ello se les apodaba «exiles». Tan solo 10 años después de que en Inglaterra se constituyera la Football Association, se celebraban en Vigo partidos de football, aunque el primer testimonio escrito fecha en 1876 el primer partido del Exiles F.C. 

Ante la falta de rivales en la propia ciudad, los primeros partidos se disputaban contra miembros de las tripulaciones de mercantes británicos y buques de la Royal Navy que habitualmente atracaban en Vigo para reabastecerse. Los encuentros se celebraban en el Malecón, un terreno también conocido como los Cuadros del Relleno o simplemente Relleno, hoy en día urbanizados en seis manzanas de viviendas y divididos por la Rúa Luis Taboada. El Exiles F.C., pese a ser el primer club del fútbol español, nunca llegó a registrarse como club de fútbol en España, por lo que no es considerado el decano del fútbol español. 

El Exiles F.C., el primer club de fútbol en España

Al no poder participar en el Campeonato de España, el Exiles formó parte del campeonato para civiles de la Asociación de Fútbol de Gibraltar (GFA), la Merchants Cup, que conquistó en 1900 y 1902.  Además, en 1907, el Exiles F.C. se alzó con la victoria en la Copa Pontevedra, competición local organizada por el Pontevedra Sporting Club, fundado el año anterior, tras derrotar a los organizadores en la final. Por aquel entonces, ya existían dos equipos locales en la ciudad olívica: el Vigo Foot-Ball Club (1903) y el Real Club Fortuna (1905), de cuya fusión se originaría el Real Club Celta de Vigo en 1923, época en la se pierde el rastro del Exiles F.C..

Los británicos también introdujeron en la ciudad la afición por el vino de Oporto y la cerveza. Un portugués llamado Antonio Bandeira, que tenía su establecimiento muy cerca de la Casa Bárcena en donde se encontraban las oficinas del Cable, fue el principal proveedor de los ingleses. Gracias a esta clientela, el bar del señor Bandeira se convirtió con el tiempo en una gran bodega en el barrio do Calvario y su marca se convirtió en una referencia en el mercado nacional de bebidas hasta los años 80 del siglo XX. Hoy en día, tras más de 30 años en ruinas, el edificio de las bodegas Bandeira se ha convertido en un centro comercial. En cuanto a la cerveza, un tal Mr. Hyde fue el pionero en su elaboración en Vigo. Las crónicas de la época la novedosa bebida se consideraba un capricho de jóvenes modernistas que frecuentaban una sociedad llamada “gimnasio”.

El bar Bandeira. Además de vinos de Oporto, su carta ofrecía cafés, vinos finos, aperitivos, champagnes, sándwiches y bombonería fina

Durante la Guerra Civil el bando nacional ocupó las oficinas del Cable con el fin de transmitir sus comunicaciones con el exterior, y con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial los alemanes cortaron el cable inglés (los ingleses hicieron lo propio con el cable alemán que se había instalado también en Vigo). Como ninguna de las oficinas, ni la inglesa ni la alemana, podían transmitir información, quedaron a disposición de los servicios de espionaje de ambos países. La normalidad no se retomó hasta 1949, año en que la oficina del Cable fue reabierta trasladándose al edificio de Correos y Telégrafos en la Praza de Compostela. Hasta la medianoche del 31 de diciembre de 1969, momento en que el Cable Inglés cerró sus oficinas en Vigo, cuando la tecnología telegráfica fue desplazada por la tecnología coaxial telefónica.

Aquí termina la historia del Cable Inglés, pero no la del cable submarino en la ciudad olívica. El puerto de Vigo fue elegido como uno de los tres puertos atlánticos europeos que acogieron las bases para el almacenamiento de cable coaxial telefónico utilizado por las diez compañías más importantes de comunicaciones del mundo para el tendido y reparación de sus redes submarinas bajo el acuerdo ACMA (Atlantic Cable Maintenance and repair Agreement). En el Muelle Transversal del Arenal se instaló un almacén de cable submarino donde los buques cableros de las grandes compañías cargaban el cable y diferentes materiales para el tendido y la reparación del mismo. En 1986 la base de cableros se trasladó al Muelle de Trasatlánticos, en donde se construyó una gran nave industrial con seis silos para cable coaxial telefónico. Tras su cierre y años en abandono, en 2014 los silos se convirtieron en una zona ajardinada equipada con una serie de paneles informativos que recogen y homenajean la historia del cable submarino en Vigo.

Los antiguos silos del cable transformados en jardines

Aunque esto no es el único resto del Cable Inglés que se puede encontrar. Si visitas la playa de Alcabre con marea baja, puedes encontrar restos del cable que una vez conectó Vigo con el mundo.

CS MIRROR realizando trabajos en Alcabre, Ría de Vigo. Acuarela Roberto Hernández, el Ilustrador de Barcos 2016

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Juan A Oliveira es Ingeniero Técnico Naval por la Universidade da Coruña y MBA por la UNIR. Desde 2013 edita y coordina el blog de temática naval vadebarcos.net. Puedes conectar con él a través de Twitter o LinkedIn.

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4 comentarios en “Cuando Vigo era el centro de la red de comunicación mundial submarina

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