Ángeles Alvariño

Ángeles Alvariño González, nacida en Ferrol el 3 de octubre de 1916, es la única mujer científica española que aparece en la Encyclopedia of World Scientists, obra que incluye a los 1.000 científicos más importantes de todos los tiempos, y en la que solo figuran otros dos españoles (los premios Nobel Severo Ochoa y Ramón y Cajal).

Ángeles Alvariño. Imagen: Consello da Cultura.

Sobre ella hay mucho escrito. Sin embargo, parece que todavía no se le da el crédito que merece, ni siquiera en su Ferrol natal, donde una pequeña “placita” dentro del campus de Esteiro, solamente señalada por una placa ilegible desde más de 2 metros de distancia, nos recuerda que esta mujer nació en esta esquina del noroeste peninsular.

Era hija de Antonio Alvariño y de María del Carmen González, residentes en Serantes, donde hoy se encuentran la Escola Oficial Náutico Pesqueira de Ferrol y la Escola Universitaria Politécnica, que durante muchos años albergó a los estudiantes de las ingenierías técnicas navales, y de la cual salió la primera ingeniera técnica naval de España, María del Carmen Tuñón Álvarez.

Ángeles perteneció, en realidad, a la segunda generación de oceanógrafas españolas. La primera generación se incorporó al IEO en los años 20, con Jimena Quirós a la cabeza, Emma Bardán, María de las Mercedes García y Encarnación Sánchez. En la posguerra, antes que Ángeles, se incorporaron a la institución entre siete y nueve investigadoras más, pero se dio entonces la paradoja de que la segunda generación no podía acceder a los mismos derechos que la primera.

Volviendo a la historia de Ángeles, ella quería estudiar medicina como su padre, pero él no se lo permitió por considerarlo un trabajo demasiado sufrido, así que finalmente se decantó por las Ciencias Naturales. Al igual que muchas otras mujeres de relevancia de su época, en Madrid pasó a residir en la Residencia de Señoritas, donde conocería a unas cuantas personalidades.

A causa de la guerra no pudo licenciarse hasta 1941, pero no perdió el tiempo. En ese período aprendió inglés y mejoró su francés y se casó con un Oficial de Marina, quien prometió apoyarla y pagar sus estudios, algo bastante infrecuente en aquel entonces. La historia prueba que así fue. Se casaron en 1940 y Ángeles retomó sus estudios.

En 1948 accedió al IEO en Madrid, y en 1952 aprobó las oposiciones a Ayudante de Laboratorio (lo que hoy en día sería científica titular), siendo destinada a Vigo, donde ese mismo año comenzó sus trabajos de investigación sobre el plancton, microorganismo que la acompañaría por el resto de sus días.

En 1953 obtuvo una beca para trabajar en el Plymouth Marine Laboratory. Allí realizaría varias salidas a la mar en los buques oceanográficos Sarsia y Sula. La presencia de Ángeles a bordo fue todo un acontecimiento en el Reino Unido, ya que nunca antes una mujer se había embarcado en uno de sus buques de investigación, al menos en calidad de científica.

El RV Sarsia semihundido en el muelle de Birkenhead, en Merseyside. Imagen: SomeDriftwood Downloaded from my Flickr Stream., CC BY 3.0 , via Wikimedia Commons

En nuestro país se había roto ese techo en 1921, cuando Jimena se embarcó en el Giralda, pero ese techo roto se había vuelto a cerrar ya que, desde 1939, las investigadoras del IEO no pudieron embarcarse hasta los años 70, por lo que en el momento en que Ángeles se embarcó en el Reino Unido, no habría podido hacerlo de haber estado en España.

De hecho, a su vuelta a Madrid, siguió trabajando sobre muestras de plancton que, por norma, le proporcionaban otros investigadores (masculinos) que las recogían en campañas en distintos puntos del globo.

En 1956 le ofrecieron una beca Fullbright para trabajar en la Woods Hole de Massachusetts (WHOI) y allí trabajaría bajo la tutela de Mary Sears, referente mundial en investigación marina y directora de la primera Unidad Oceanográfica de la Oficina Hidrográfica de la Marina estadounidense (hoy día Oficina Oceanográfica Naval mandada por un Almirante). A la finalización de su beca volvió a España y al IEO pero, tras varios desacuerdos, acabó por solicitar la excedencia voluntaria y comenzó a preparar la documentación para trasladarse a La Jolla, en California.

Tras no pocas dificultades, consiguió el visado y se  incorporó a la Scripps Institution, otro centro de referencia en la oceanografía mundial. A su llegada se encontró miles de muestras por estudiar. Ese “océano de muestras” causó una enorme sorpresa a Ángeles, que normalmente tenía que buscárselas ella misma.

Esos fueron años de grandes éxitos. Entre otros, estableció las categorías que se siguen empleando a día de hoy para categorizar a las especies en función de la profundidad en que se encuentran, y fue la experta encargada de estudiar las muestras de plancton en una investigación en el índico en la que en total participaron 40 barcos de investigación de 13 países.

Ángeles se doctoró en la Universidad de Madrid contando ya 50 años, y a finales de 1970 se incorporó a la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA), otra de las más relevantes instituciones de su campo.

Pero, además de sus investigaciones, fue profesora en distintas universidades de todo el continente americano, y dirigió, además, tesis doctorales en muchas otras. Publicó más de 100 trabajos científicos y describió 22 nuevas especies, además de revisar la taxonomía de otras varias.  Siempre fue una taxónoma sin parangón. Su capacidad para encontrar, describir y representar gráficamente las diferentes especies del zooplancton era de leyenda.

Uno de los trabajos de taxonomía realizados por Ángeles. Imagen: Real Academia Galega de Ciencias.

En España se empezó a reconocer su figura a nivel institucional en 1993, cuando se le concedió la Medalla de Plata de Galicia por sus méritos como científica de gran relevancia internacional, y la Real Academia Galega de Ciencias le dedicó el Día da Ciencia en Galicia de 2015.

Pero quizá el mayor de los homenajes fue el que recibió por parte del IEO cuando en 2012, en fue botado el buque oceanográfico que lleva su nombre y que fue amadrinado por su hija. Resulta muy curioso el hecho de que muchos de los investigadores que acogieron o dirigieron a Ángeles acabaron dando nombre a algún buque de investigación, incluida Mary Sears.

El B/O Ángeles Alvariño atracado en Vigo en 2020. Imagen: Laura Alonso.

Fue, sin duda alguna, pionera en su campo, Su hija Ángeles, en una entrevista en 2018, contaba que su madre solía encontrarse desubicada en las fiestas del laboratorio “Iba a fiestas del laboratorio y las mujeres se ponían a un lado y los hombres a otro. Las mujeres hablaban de lavadoras y los hombres de los tratados científicos. Mi madre se frustraba y decía: ‘Y yo, ¿adónde voy?’”.

Aquí puedes encontrar biografía, galería y documentos relacionados con la vida y obra de Ángeles Alvariño: http://consellodacultura.gal/diadacienciaengalicia/2015/anxeles-alvarino.php


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Laura Alonso es Ingeniera Naval y Oceánica por la UDC. Viguesa de nacimiento, Ferrolana de adopción. Dedicada al Apoyo Logístico Integrado, la Gestión de la Innovación y el continuo aprendizaje por vocación. Puedes conectar con ella a través de TwitterLinkedIn.

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