Torres Quevedo y el establecimiento de los cimientos del primer catamarán moderno

La historia completa de los catamaranes modernos aún no ha sido escrita. Y esto sucede porque sigue sin caracterizarse adecuadamente el propio objeto historiable: qué es un catamarán moderno, es decir, qué elementos constructivos y de navegación caracterizan a los catamaranes modernos y permiten distinguirlos de los catamaranes pre-modernos. Estas diferencias no se resumen en la simple distinción entre catamaranes motorizados y no motorizados. Tampoco se limitan al material constructivo utilizado en los cascos, es decir, el tránsito de la madera al metal o a las fibras y plásticos. La distinción es bastante más profunda. De hecho, la respuesta a estos interrogantes puede identificarse con la elucidación de una pregunta mucho más concreta: cuál fue el primer catamarán moderno, el primero que se distingue de todos los anteriores y cuyas características principales seguimos encontrando en los catamaranes actuales. Veremos que este hito fundacional se encuentra en una patente concreta del ingeniero español Leonardo Torres Quevedo. Fue él quien realizó una serie de innovaciones en lo que entonces se conocía como catamarán, entendido, simplemente, como una embarcación de dos cascos, y plantó el germen de los modernos buques multicasco.

El catamarán de Leonardo Torres Quevedo, conocido como «binave».
Fotografía: Francisco González Redondo – Museo Torres Quevedo

Los catamaranes son por definición embarcaciones de dos cascos, pero eso no quiere decir que cualquier artefacto marino con dos cascos pueda considerarse un catamarán. Así, de forma equivocada, hacia el siglo XIX se extendió esta consideración, por parte de los marineros y exploradores occidentales, a las estilizadas canoas dobles, que tenían propulsión mixta de remo y vela, empleadas en la Polinesia. Hubo que esperar a 1877 cuando Nathanael Greene Herreshoff obtuvo la primera patente que de un catamarán a vela se realizó en Estados Unidos, conocido como Amaryllis. Pero no sería hasta comienzos del siglo XX, cuando en un periodo de escasez de contribuciones singulares en la vía hacia el catamarán moderno, cuando entrase en juego Torres Quevedo con el primer diseño, adelantado, atrevido y novedoso de su Binave. Introdujo importantes innovaciones, que no se habían visto antes en este tipo de embarcaciones, en su patente nº 63.383 “Una nueva embarcación que se denominará Binave”, solicitada en España el 25 de noviembre de 1916 (concedida el 12 de diciembre de 1916), y en el Reino Unido el 23 de noviembre de 1917 con el título “Improvements in Ships” (no aceptada completamente y publicada con el número 111,672). La Binave fue montada en los Astilleros Euskalduna en 1917 y probada en los alrededores del puerto de Bilbao, con varias salidas efectuadas en septiembre de 1918, destacándose el exitoso viaje de ida y vuelta hasta Santoña el 28 de ese mes. Las pruebas se retomarían en 1919, consiguiéndose el certificado de puesta en marcha de la patente el 12 de noviembre de ese año. Fruto de la experiencia adquirida en los ensayos, para mejorar la estabilidad en 1920 se consideró conveniente añadir una quilla inferior a cada uno de los flotadores planteados en la patente.

Aunque, obviamente, Torres Quevedo no fue el inventor de las primitivas embarcaciones multicasco, sí se puede afirmar que él estableció una serie de novedades que convierten a su Binave en el precursor de los modernos catamaranes, como por ejemplo: la variación de la altura de la plataforma, la posición de la maquinaria propulsora, o el aumento del desplazamiento y la posición de los cascos.


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