
Los rompehielos, al igual que el resto de los buques (en general) han ido ganando con los años en dimensiones y potencia y, por ende, en capacidades. Sin embargo, exitió en 1969 un rompehielos que jamás fue superado en tamaño. Se trataba del SS Manhattan, realmente un petrolero reconvertido, que contó en sus pruebas a través del Ártico con una participante de excepción: Moira Dunbar, una glacióloga escocesa trabajando para Canadá.
La geógrafa Isobel Moira Dunbar nació en Edimburgo el 3 de febrero de 1918 aunque es realmente reconocida por sus aportaciones científicas desarrolladas en Canadá. Su padre, William John Dunbar, era sheriff y defensor en el Scottish Bar (sociedad en la que estaba integrado el Colegio de Abogados de Escocia) y la familia vivió en Stornaway, Strathpeffer, y Kilmarnock. Moira asistió en su infancia a la Cranley School para chicas en Edimburgo y en 1939 se graduó con honores en Geografía en la Universidad de Oxford. Pero antes de dedicarse a la ciencia, el teatro fue su medio de vida. Durante y después de la Segunda Guerra Mundial recorrió el Reino Unido con la compañía profesional English Theatre, donde era actriz y responsable de la producción tras los escenarios, casi siempre representando papeles secundarios y cómicos.

En 1947 se fue a Canadá y, dada su formación científica, no tuvo problemas para encontrar trabajo, ya que el país comenzaba a centrarse en estudiar las condiciones del Ártico y el Atlántico Norte buscando mejorar la navegabilidad a través de esas aguas y empezó, precisamente, contratando geógrafos. Moira trabajó primero en la Joint Intelligence Bureau (Oficina de Inteligencia canadiense) estudiando el movimiento del hielo Ártico y después, en 1952, en el Defence Research Board, también en la Sección de Investigación del Ártico y en calidad de Oficial de Estado Mayor Científico, especializándose en hielo marino y navegación a través de aguas heladas.
En 1954 intentó unirse a una expedición a bordo de un rompehielos de la Royal Canadian Navy, pero con ella había un problema respecto al trabajo de campo: los buques de guerra canadienses no aceptaban mujeres a bordo. Como ella misma contaba en unas declaraciones que publicó a su muerte el Herald Scotland, “Creo que pensaban en mí como una especie de mezcla entre una delicada flor y una peligrosa enfermedad. Estaban en contra desde el principio […]”. Finalmente, la Marina canadiense contrató a un científico inglés para el puesto.
Moira no se resignó y siguió solicitando un puesto a bordo durante seis meses, hasta que sus peticiones llegaron a las más altas instancias del Ministerio de Defensa por el revuelo que se formó en torno a ellas. Tras ello, recibió por fin su permiso, convirtiéndose en 1955 en la primera mujer en realizar investigaciones científicas desde rompehielos canadienses.

Pero sus investigaciones no tuvieron lugar únicamente por mar, sino también por aire. Aunque sí llevó a cabo la mayor parte de sus investigaciones a bordo de rompehielos, también acumuló unas seiscientas horas de vuelo con la Royal Canadian Air Force (Fuerza Aérea Real Canadiense) estudiando las formaciones glaciares desde el aire. Esto le permitió ser una de las primeras mujeres en sobrevolar el Polo Norte. Como parte de ese trabajo, vio la luz en 1956 una de las primeras aproximaciones al estudio de hielo ártico por medio de la fotografía aérea (que sigue vigente a día de hoy), Arctic Canada from the Air, junto con el entonces Teniente Coronel Keith Greenaway (que llegó a ser General de Brigada), de la Royal Canadian Air Force.
Además de ese trabajo, participó en muchas otras publicaciones, no solamente originales sino que analizaba la literatura producida por los primeros exploradores del Ártico y la completaba con sus observaciones hechas desde barcos y aviones, y también escribió relatos históricos más divulgativos de la exploración del Ártico, de modo que el conocimiento no se quedase entre las paredes de los laboratorios. Y además de estudiar trabajos anteriores, observar y aportar mejoras en los contenidos, también aportó mejoras en lo que a herramientas y metodologías para la investigación relacionada se refería. Promovió, junto a otros compañeros, la estandarización de la terminología empleada en la disciplina de cara a facilitar las tareas de comparación de trabajos procedentes de distintas fuentes además de compartirlos.
Moira, Guerra Fría mediante, con todas las implicaciones sociales que ello suponía, fue capaz de reconocer las inmensas contribuciones de los científicos soviéticos al estudio de los hielos marinos, por lo que estudió ruso llegando a obtener su certificación como lingüista rusa en 1958, y en 1964 visitó la Unión Soviética y Finlandia como parte de un equipo canadiense que tenía por objetivo aprender sobre sus métodos para romper el hielo.

En 1969, presenció las pruebas en el Ártico del mayor rompehielos de la historia, el petrolero SS Manhattan reconvertido, que sería el primer barco comercial en cruzar el paso del noroeste. El SS Manhattan había sido construido en el astillero Fore River en Quincy, Massachusetts, en 1962, siendo en su momento el mayor mercante de pabellón estadounidense. Para su aventura como rompehielos, se reconvirtió añadiéndole una proa rompehielos entre 1968 y 1969, convirtiéndose así en el mayor rompehielos de la historia.
Además de todo eso, Moira tuvo tiempo para ser observadora en las primeras pruebas árticas de aerodeslizadores (hovercrafts), estudió la viabilidad de uso de tecnologías de radar y sensores remotos para las investigaciones relacionadas con el hielo marino, y fue la coordinadora canadiense del primer intento exitoso de uso de la fotografía satelital para el reconocimiento del hielo. En 1976 participó en la elaboración de perfiles laser aéreos del hielo Ártico mientras el submarino británico HMS Sovereign perfilaba el fondo del mismo.
Entre sus multiples publicaciones se encuentran High Latitude Navigational Flights (Arctic Circular, 1951), Ice Islands: Evidence from North Greenland (Arctic, 1953), The Royal Arctic Theatre (Canadian Art, 1958) y Thrust Structures in Young Sea Ice (Journal of Glaciology, 1960).

Se retiró en 1978 habiendo recibido la Orden de Canadá y siendo Miembro de la Royal Society of Canada. Fue gobernadora del Arctic Institute of North America y directora de la Royal Canadian Geographical Society. En1971 ganó el Centennial Award del Servicio Meteorológico de Canadá y en 1972 recibió la Medalla Massey de la Royal Canadian Geographical Society por «… su excelente trabajo en geografía ártica y hielo marino» siendo, hasta el día de hoy, la única mujer en recibirla.
Ya jubilada, llevaba una granja por afición además de ejercer de historiadora local voluntaria. Falleció el 22 de noviembre de 1999, dejando las tierras que tenía en propiedad en Limavady, en el Condado de Londonderry, a la Queen’s University of Belfast Foundation.
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Laura Alonso es Ingeniera Naval y Oceánica por la UDC. Viguesa de nacimiento, Ferrolana de adopción. Dedicada al Apoyo Logístico Integrado, la Gestión de la Innovación y el continuo aprendizaje por vocación. Puedes conectar con ella a través de Twitter o LinkedIn.
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